dimecres, 1 de juny del 2011

La Família,el Matrimonio, la Educación y la Casa en Roma

 1. FAMILIA Y MATRIMONIO

1.1 La familia dentro de la sociedad romana

El elemento básico de la sociedad romana era la familia, entendida en su sentido más amplio, o sea, el conjunto de parientes carnales con sus esposas e hijos, más la servidumbre, y con todos los bienes muebles e inmuebles que constituían el patrimonio familiar. Jefe de la familia era el pater familias, verdadero rey del pequeño estado doméstico, único depositario de los derechos religiosos, civiles y judiciales. En virtud de la patria potestas, era, en efecto, sacerdote, juez y propietario absoluto de la hacienda; su autoridad era
ilimitada sobre todos los suyos, mujer, hijos y esclavos, y podía también disponer de lo que ellos
adquirieran mientras no se les concediera el derecho a un peculium, o propiedad privada. El padre
podía incluso vender a los hijos, y de hecho la emancipatio, acto por el que el hijo quedaba libre de la
potestad paterna, tenía la forma de una venta simulada, a seguida de la cual el comprador daba a
aquél la libertad.

















1.2 El matrimonio

El matrimonio tenía una importancia capital en la vida romana, y sus efectos no se limitaban al ámbito doméstico. Para ser ciudadano había que ser hijo de padres unidos en legítimas nupcias, y de ello dependían los derechos que propiamente constituían la ciudadanía; en la esfera privada, los derechos de poseer, testar y heredar, y en la pública el de votar en las asambleas y aspirar a las magistraturas.
Para que un matrimonio fuera válido, los contrayentes debían estar en posesión del derecho
de conubium, que en un principio sólo poseían los patricios, pero que luego se extendió a todos los
ciudadanos.
Había dos tipos de matrimonio, con manus y sin manus. En el primer tipo, la mujer se emancipaba de la tutela paterna y pasaba, ella y la dote aportada, bajo la autoridad del marido (in manum mariti conveniebat). En el segundo tipo, la esposa seguía sometida a la autoridad de su padre o tutor y conservaba la propiedad de sus bienes.
El matrimonio con manus podía adoptar tres formas distintas. La más antigua, reservada a los patricios, consistía en una ceremonia sacramental, llamada confarreatio, en la que los dos contrayentes, en presencia del pontifex , del flamen dialis y de diez testigos, ofrecían y comían juntos una torta de espelta (far). Éste era el matrimonio propiamente religioso, que sólo podía ser disuelto por una ceremonia análoga, llamada diffarreatio. El matrimonio per confarreationem cayó pronto en desuso.
Las otras dos formas con manus, probablemente de origen plebeyo, carecían de este carácter religioso y equivalían a nuestro matrimonio civil. Una era la coemptio, o compra simulada de la mujer; otra, el usus, forma todavía mas simple, en que el matrimonio se hacia legítimo cuando los contrayentes habían convivido durante un año sin interrupción.
Pero el matrimonio con manus ofrecía el inconveniente de que la mujer perdía toda su capacidad jurídica en favor del marido, al cual quedaba sometida como si fuera su hija (in loco filiae); esto acarreaba graves consecuencias en lo que concierne al derecho de propiedad. Para eludirlas se
imaginó una forma de matrimonio libre, sin conventio in manum, en el que la esposa conservaba su plena capacidad jurídica (seguía siendo sui iuris) si la poseía antes de casarse, o continuaba sometida a la autoridad de su padre o tutor. El divorcio era, además, mucho más fácil y se decidía sin
especiales formalidades. Ésta forma laxa de matrimonio tuvo mucha difusión y en la práctica fue la única en uso a partir de los últimos tiempos de la república.
Situación de la mujer. La mujer romana ocupaba dentro de la comunidad un papel muy respetable. El honor que el Estado 
 concedía a las Vestales era como un símbolo de la dignidad que la matrona poseía en el hogar. 
Lejos de estar recluida en el gineceo, como la mujer griega, la romana gozaba de una gran libertad de acción, y desde los últimos tiempos de la república abundan los testimonios de su intervención en la política.
Dentro de la familia era realmente la señora (domina) de la casa, e intervenía en todos loa asuntos domésticos de importancia. Se ocupaba en hilar y tejer, dirigía la educación de los hijos,
vigilaba la servidumbre y llevaba una activa vida social acompañando a su marido.




2. LA EDUCACIÓN DE LA JUVENTUD


2.1 Escuelas y maestros

A diferencia de Atenas o de Esparta, donde existían verdaderos sistemas educativos, que perseguían la armónica formación del joven en su espíritu y en su cuerpo, el Estado romano se desentendió por completo de la educación, dejándola al arbitrio de las familias.
Mientras se conservó la pureza de las antiguas costumbres, nada había que objetar a este proceder.
Dentro de la familia el niño era testigo de cómo su padre cumplía con sus deberes cívicos y religiosos, aprendía las buenas maneras y se iniciaba en los ritos del culto doméstico. Pero cuando degeneró la vida familiar, y el padre tuvo que atender a múltiples negocios, que a veces le imponían
ausencias de años enteros, la educación casera se hizo insuficiente y hubo que acudir a otros procedimientos.
Las primeras letras podían aprenderse en casa, de labios de un esclavo generalmente de origen griego. Pero también había escuelas públicas, aunque no oficiales (ludus o ludus litterarius), dirigidas por un maestro de primeras letras, llamado litterator. La enseñanza elemental consistía en
lectura, escritura y cálculo. 

Éste constituía la materia más difícil, a causa sobre todo del incómodo
sistema de la numeración romana. Para aprender el cálculo se ideó un ingenioso sistema de contar
con los dedos, que toda persona culta debía conocer, y se inventaron ábacos o tablas de cálculo que
permitían efectuar las cuatro operaciones fundamentales (addere, deducere, multiplicare, dividere).
Después de la segunda guerra púnica aparecieron las escuelas secundarias, regidas por un
grammaticus, según el modelo de las griegas. Eran esencialmente escuelas de lengua y literatura
griega, aunque las había que enseñaban en latín. Su finalidad principal era enseñar a expresarse con
elegancia y propiedad, tanto de palabra como por escrito. 
Las materias que hoy llamaríamos científicas, geografía, física, astronomía, historia, eran tratadas sólo de paso, conforme salían en los autores estudiados, y más como un objeto de adorno que por el interés que en sí mismas tuvieran.
La enseñanza superior y profesional apenas si existía en Roma. Para los jóvenes de las
clases elevadas, destinados desde la cuna a la acción política, no había más que las escuelas de
retórica, en las que aprendían el arte de hablar en público. SÍ aspiraban a una educación más
completa, tenían que dirigirse a Grecia, aunque desde el último siglo de la República fueron muchos
los griegos que se trasladaron a Roma para profesar la enseñanza de la filosofía.
Los jóvenes solían emprender los estudios superiores de retórica y filosofía después de
tomar la toga viril, o sea, a partir de loa 16 años. Durante la República suplían las deficiencias de los
grammatíci y rhetores por medio de un aprendizaje práctico, el llamado tirocinium:: acompañando a
un general, aprendían los rudimentos del arte militar (tirocinium, militiae), y ligándose a un hombre de
Estado o a un jurisconsulto eminente adquirían la ciencia política o del derecho (tirocinium fori).




3. LA CASA

El origen de la genuina casa romana es la vivienda de los labradores: una sola pieza rectangular (atrium), donde se desarrollaba toda la vida de la familia. En ella estaba el hogar, que servía a la vez de cocina y de altar de los Lares. Una claraboya cenital dejaba entrar luz y aire, y también la lluvia. La inclinación de los tejados hacia adentro formaba el compluuium,; la pila o aljibe en que se recogía el agua de lluvia entrada por el compluvium, recibía el nombre de impluuium.

De esta rudimentaria disposición surgió la casa típica de las familias acomodadas de Roma.
Alrededor del atrio fueron disponiéndose habitaciones independientes, sin otra luz que la puerta que
daba a aquél, dormitorios, cocinas y comedor (triclinium). La mayor de estas piezas era el tablinium,
dormitorio del pater familias, que a veces servía también de comedor y sala de reunión. El atrio
quedó así convertido en un patio central, en el que había un lararium o altar de los Lares, y los
armarios en que se guardaban los bustos de los antepasados.

A veces había también cuartos exteriores que no daban al atrio, sino a la calle, y que se
utilizaban como tiendas (tabernae).
La influencia griega modificó y amplió este tipo de casa con la introducción de otro patiojardín
posterior, el peristylum, rodeado de columnas; a su alrededor se abrían más habitaciones,
salones, comedores, dormitorios y cuartos de aseo.
Además de estas casas, destinadas a una sola familia, había grandes bloques de casas de
vecindad (insulae), de varias plantas, divididas en apartamentos análogos a nuestros modernos
pisos. La frecuencia con que se incendiaban indujo a poner límites a su altura; así Augusto prohibió
levantar edificios de más de 24 metros de elevación, y posteriormente se fijaron límites aún más
bajos. 

dimarts, 26 d’abril del 2011

Mis Aurea Dicta

Amicus certusin re incerta centiur :su significado en castellano es "el amigo de verdad se aprecia en las situaciones difíciles". He escojido esta aurea dicta porque me parece que es una frase muy muy cierta, ya que no todos tus supuestos amigos se comportan como tal cuando hay alguna situación difícil.

Ars gratia artis :su significado en castellano es "el arte por el arte". He escojido esta aurea dicta porque me parece muy inspiradora y imaginativa. Normalmente el concepto arte es muy extenso, per depende de lo que le transmita a cada uno. Para alguien el arte puede ser un bonito cuadro, para otro un perfecto vestido, para otro una sinfónica poesia o para otro, simplemente, el dibujo de un niño pequeño.

E pluribus unum :su significado en castellano es "uno solo entre muchos". He escojido esta aurea dicta porque me parece muy realista. Según mi interpretación, la frase significa que a veces, para brillar en alguna cosa, que tienes que esforzarte para consiguir lo que quieras aunque tengas que pisotear a los demás que también luchan por el mismo objetivo. La verdad es que, a pesar de todo, si no luchas por tus intereses por delante de los demás será difícil lograr tus metas.


Gaudeamus igitur, iuuenes dum somus :su significado en castellano es "alegremonos mientras seamos jóvenes". He escojido esta aurea dicta porque me parece que tiene razón. Es una frase superficial, dirían algunos, pero ¿a quién no le importa hacerse mayor y envejecer? Pues aunque muchos lo nieguen, a la mayoría de la gente. No es lo mismo una cara tersa que una cara arrugada, ni unos glúteos fofos que unos de subidos y bien colocados. Es superficial, pero es verdad.



Hoodie mihi, cras tibi :su significado en castellano es "hoy pot tí, mañana para mí". He escojido esta aurea dicta porque me parece cierta e útil. Nunca sabes cuando vas a necesitar la ayuda de alguien, por eso, si algún día alguien te pide un favor, házselo, nunca sabes si esa persona algun dia te podrá ayudar para recompensártelo.

dimarts, 12 d’abril del 2011

Ejército Romano

EL EJÉRCITO ROMANO

 
Carácter del ejército romano 

El ejército romano empezó siendo una simple milicia de
campesinos que se reunían solamente cuando las circunstancias lo exigían. Los soldados eran
ciudadanos que aportaban su equipo y armamento y consideraban el servicio militar como uno de tantos deberes impuestos por la vida cívica.



Esta organización dio a Roma el imperio del mundo, pero una vez conseguido, se reveló incapaz de defenderlo y consolidarlo. A fines del siglo II a. de J. C. empezó la evolución del ejército romano. Su gran reformador fue Mario; los soldados se reclutaron entre los más pobres de la población, con un largo tiempo de servicio, y gradualmente fueron convirtiéndose en mercenarios, sin otro oficio que el de las armas. César encontró al ejército en plena transición. No tenía todavía el carácter que le dio Augusto y acentuaron sus sucesores, pero era ya una organización permanente formada por profesionales. Los lazos de fidelidad religiosa e interés práctico que unían los soldados al general tenían ya aquel matiz personalísimo que había de convertir a las legiones en el más poderoso instrumento político.



Organización 

- La infantería es la fuerza principal del ejército romano, y la unidad táctica de
infantería, la legión (legio). Ésta debe su nombre a la "reunión" de las tribus que formaban la
antigua milicia ciudadana. Deriva directamente de la falange dórica, introducida en el Lacio a través de las ciudades de la Magna Grecia. 




-La falange era una formación compacta de infantería pesada, cuya misión principal era el choque; la maniobra era más bien encomendada a la caballería, colocada generalmente en las alas. Los romanos, débiles en caballería, modificaron la falange haciéndola más manejable y maniobrera. A este efecto la subdividieron en unidades capaces de moverse con cierta independencia, cohortes, manípulos y centurias. 



-La centuria era la unidad inferior y constaba normalmente de cien hombres; dos centurias formaban un manípulo, tres manípulos una cohorte y diez cohortes una legión. Asi, una legión constaba de 60 centurias y su contingente teórico era de 6.000 hombres. Sin embargo, raras veces contaban las legiones con su efectivo completo. Su contingente normal era de 4.500 a 5.000 hombres, lo que nos da de 70 a 80 hombres por centuria.




Armamento 

El armamento defensivo del legionario romano era parecido al del hoplita griego: casco, coraza, probablemente grebas y un escudo pesado de más de un metro de alto. Las armas ofensivas consistían en una jabalina (pilum,) y una espada corta (gladius) de origen ibérico. El pilum era una lanza de madera con punta de hierro que se lanzaba a distancia para desorganizar las filas enemigas antes de entablar el cuerpo a cuerpo; una vez establecido el contacto, se empleaba la espada, ancha y puntiaguda, que se manejaba de un modo parecido a la moderna bayoneta.





Además de sus armas, el soldado debía llevar en su mochila individual (sarcina) sus víveres,
utensilios para cocinarlos e instrumentos de zapa y fortificación. Todo ello formaba un equipo
bastante pesado que el legionario debía ser capaz de transportar durante largas marchas sin sentir fatiga.

Mandos

 La disciplina se mantenía gracias a una sabia jerarquía de mandos. Los oficiales
inferiores eran los centuriones o comandantes de las centurias; todos ellos habían empezado
sirviendo en las filas y debían el grado a su valor y virtudes militares. Los centuriones de la primera cohorte eran más importantes que los otros y recibían el nombre de primorum ordinum centuriones o primi ordines; el jefe de la primera centuria, llamado primipilus,. tenía acceso a los consejos de guerra junto con los oficiales superiores. Eran éstos los tribunos militares (tribuni militum}, y los legados (legati); los primeros eran seis por legión, cuyo mando desempeñaban por turno. En tiempo de César los tribunos cedieron el paso a los legados, especie de lugarteniente del general en jefe, que podían ejercer funciones independientes y mandar ejércitos enteros o parte de ellos. Todos estos oficiales pertenecían a las clases superiores de Roma, nobleza senatorial y caballeros, y venían a formar como el estado mayor del general.



Tropas especiales

Adjuntos al estado mayor estaban también los praefecti fabrum o jefes de ingenieros; para los trabajos de fortificación e ingeniería, no se disponía de cuerpos especiales; cuando el caso lo requería se separaban de las filas a los soldados más capacitados para ello (fabri). Las tropas legionarias constituían la infantería pesada; la caballería y la infantería ligera estaban encuadradas en unidades independientes de las legiones, designadas como tropas auxiliares (auxilia); las componían soldados no ciudadanos, provinciales y extranjeros. Los auxiliares de infantería consistían sobre todo en honderos y arqueros; la caballería, cuyas formaciones se llamaban alae o cohortes alariae, por desempeñar generalmente misiones de flanqueo, estaba mandada por los praefecti equitum, que muchas veces eran los mismos jefes o notables de las tribus a que pertenecían los jinetes.








Formación en batalla

En la batalla, la formación táctica más usual en tiempo de César era la acies triplex, en tres líneas, cada una de un cierto número de cohortes, por ejemplo, cuatro en la primera y tres en las sucesivas, dispuestas al tresbolillo: este dispositivo permitía dejar intervalos entre las cohortes por los que podían filtrarse, durante el combate, las reservas y refuerzos. Normalmente, cada cohorte presentaba los manípulos adosados en línea, mientras las centurias de cada manípulo se disponían en profundidad.



EL CAMPAMENTO ROMANO
 
Para ponerse a resguardo de posibles sorpresas, el ejército romano se hacía fuerte todas las
noches en un campamento fortificado (castra). Durante la marcha, el general enviaba por delante un destacamento encargado de elegir un emplazamiento adecuado, fácil de defender y, a ser posible, con posibilidad de abastecerse en agua, leña y forraje. Una vez elegido el sitio, lo acotaban según una disposición tradicional (castra metari); un cuadrilátero rodeado de un foso y una estacada. Llegadas las legiones, se emprendía inmediatamente el atrincheramiento. Una trinchera excavada (fossa) solía tener cuatro metros de anchura por tres de profundidad. Con la tierra excavada se levantaba un terraplén o muro (agger), coronado por una estacada (vallum).





Las dimensiones del campamento dependían, naturalmente, del número de legiones que en
él debieran alojarse, pero su plano siempre era el mismo. En el centro de cada lado del cuadrilátero se abría una puerta. La puerta dirigida hacia el enemigo era la porta praetoria, a la que correspondía, al lado opuesto, la porta decumana. A ambos lados se abrían la porta principalis dextra y la porta principalis sinistra. El interior estaba dividido según una cudrícula de calles (viae) que discurrían entre las tiendas (tentoria). Las dos principales, que se cortaban en ángulo recto en el centro del campamento, eran la uia principalis,, que iba de una puerta lateral a la otra, y la uia praetoria, que desembocaba en la puerta del mismo nombre.
En la intersección de ambas calles principales se abría el forum, o explanada para las
asambleas, con el praetorium, pabellón del general, y el quaestorium, alojamiento del cuestor y de los servicios administrativos y de intendencia. Alrededor del praetorium. se alineaban las tiendas del estado mayor y de las tropas elegidas. Entre el uallum. y las tiendas se dejaba un espacio (intervallum) para facilitar las entradas y salidas.






Cuando una tropa debía permanecer alojada durante mucho tiempo en un determinado lugar,
se construía un campamento permanente (castra statiua). Si era para pasar el invierno, recibía el
nombre de hiberna. En la época imperial muchos campamentos permanentes se convirtieron en
núcleos de población urbana que desempeñaron un gran papel en la romanización de las provincias.


 

dimarts, 5 d’abril del 2011

La Religión Romana (2)

Carácter de la religión romana
Tal como aparece en los autores clásicos, la religión romana es el resultado de la incorporación de concepciones extranjeras, sobre todo griegas, sobre una base de creencias indígenas. La antigua religión de los romanos tenía un carácter muy distinto de la griega; sus dioses no estaban personalizados ni eran representables en estatuas y pinturas, y no dieron lugar a mitos o leyendas sagradas como las que encontramos en Grecia. .Son los dioses propios de un pueblo campesino, en el que la preocupación por el quehacer diario ha sofocado la fantasía. Entre las antiguas divinidades, a que se rendía culto en la vida privada, descollaban los espíritus (numina) que presidían todas las actividades de la vida familiar y exterior: el nacimiento y la muerte, la prosperidad de la casa, las faenas agrícolas y ganaderas, etc. Los nombres de estos espíritus estaban registrados en los libros de los pontífices llamados indigitamenta, pero sólo unos pocos de ellos han adquirido una personalidad propia en la religión de la época clásica.
Espíritus protectores
Entre los numina primitivos siguieron desempeñando un papel activo
en la vida religiosa romana los Lares, los Penates y los Manes. Los Lares eran los protectores de la
hacienda y del hogar, a los que se rendía culto en capillitas situadas en los límites de los campos. El
Lar familiaris velaba sobre la casa; su imagen estaba en el atrio (lararium) y recibía culto en los días
festivos; más adelante los Lares aparecieron siempre formando pareja. Su fiesta principal se
celebraba el 23 de diciembre.
Junto a los Lares aparecen los Penates, espíritus protectores de la despensa (penus); sus
imágenes estaban junto al hogar. Los Manes son las almas de los muertos de la familia, cuya
benevolencia se captaba con fiestas funerarias, las Feralia (21 de febrero), en las que se visitaban las
tumbas y se ofrecía en ellas alimentos y bebidas.
En vida, el espíritu protector es el Genius, que personifica la fuerza vital y activa del hombre.
En el acto de nacer, el Genius se introduce en el hombre, y no se separa de él hasta la muerte.
Espíritus de la Naturaleza
Afines a los numina de que hemos hablado, sin que en muchos
casos puedan distinguirse de ellos, son las divinidades que personifican fuerzas naturales, como
fuentes y río.Las diosas de las fuentes fueron las Camenae, que más tarde se identificaron con las
Musas griegas.
Como dios fluvial gozó de gran veneración el Pater Tiberinus, personificación del
Tíber. La energía vital que anima las selvas está representada por Faunus y Silvanus. El primero es
un dios bondadoso, cuyo más antiguo santuario estaba en una gruta del monte Palatino: sus
sacerdotes, los Luperci, en las fiestas Lupercalia (15 de febrero) daban la vuelta al antiguo recinto de
la ciudad para asegurar la fertilidad de hombres, animales y campos. La actividad de Siluanus se
desarrollaba en las selvas; por eso se le representa con una corona de pino y una rama del mismo
árbol en la mano.
Liber y su esposa Libera, presiden la vida exuberante de la vegetación; más tarde fueron
asimilados a los dioses griegos Baco y Proserpina (o Perséfone). Los dioses de los huertos y jardines son Vertumnus, Flora y Pomona.
Los grandes dioses romanos 
Si la familia romana tenía sus dioses, también los tenia el Estado, como gran familia que englobaba a todas las de la ciudad. Así había los Lares y los Penates públicos, que desempeñaban dentro de la comunidad las mismas funciones que en la vida doméstica. Pero su vinculación con el Estado y el culto público confirió a varias de estas divinidades un rango superior y una personalidad más definida. Por otra parte, la influencia exterior aportó nuevos rasgos a estas figuras divinas, muchas de las cuales fueron asimiladas a divinidades
análogas de la religión griega. Enumeraremos aquí las principales, conforme aparecen en los autores clásicos, y prescindiendo de los problemas relativos a su origen y evolución. 
Júpiter es el antiguo dios indoeuropeo del cielo Era el principal protector de la grandeza de
Roma y dominaba sobre las demás deidades. Identificado con el Zeus griego, era el padre de los
dioses y los hombres. Tenía el templo principal en la cumbre del Capitolio, donde era venerado como
Optimus Maximus. Se le adoraba en diversas advocaciones: como Víctor concedía la victoria, como
Stator animaba al ejército en batalla, como Feretrius recibía los espolios cogidos al enemigo, como
Dius Fidius sancionaba y protegía los juramentos. Sus símbolos son el rayo y el águila.
Juno, esposa de Júpiter, era la diosa de la feminidad, protectora de las mujeres, fundadora
del matrimonio (luno Pronuba) y auxiliadora en los partos (luno Lucina). Era adorada con Júpiter en el
templo que éste tenía en el Capitolio, honor que compartía también con Minerva. Fue asimilada a la
diosa griega Hera.
Minerva formaba con Júpiter y Juno la tríade Capitolina. Era la diosa de las artes, los oficios
y las ciencias, correspondiente a la Palas Atenea de los griegos.
Marte (Mars) es un antiguo dios de la fecundidad que pasó luego a serlo de la guerra. Era el
antepasado de los romanos, como padre que fue de Rómulo y Remo.
En el antiguo palacio de los reyes se guardaba su escudo (ancile) y su lanza. Con doce escudos como éste, sus doce sacerdotes (Saliii) ejecutaban en el mes de marzo (mes dedicado al dios) una danza guerrera acompañada de antiguos cantos, en los que se invocaba su protección sobre la ciudad. El dios griego correspondiente era Ares.
Diana fue también un espíritu femenino de la fecundidad, adorado en los bosques ricos en
agua. Al identificarse con la griega Artemis se concretó su figura como diosa cazadora y diosa de la
luna. Su hermano, el dios solar Apolo, era una divinidad griega que fue incorporada al panteón
romano.
Neptuno era el dios romano de las aguas, y en especial del mar, análogo al griego Posidón.
Venus es la diosa de los jardines, de la belleza y del amor. Su identificación con la griega
Afrodita la hizo madre de Eneas,  antepasado común de los romanos y en especial de la familia Julia;
de ahí que sea invocada como Venus genetrix.

Mercurio es el dios del comercio (mercatura), análogo al griego Hermes.



Vulcano era el dios del fuego, como Hefesto griego.



Jano es, en su origen, el numen protector de las puertas (ianua); por extensión, llegó a ser
dios de todos los comienzos, y así se le dedicó el primer mes del año (lanuarius). Se le representaba
con una cabeza de dos caras (lanus bifrons), indicando la entrada y la salida. Las puertas de su
templo estaban abiertas en tiempo de guerra y cerradas en tiempo de paz.



 
Vesta personificaba el fuego del hogar. Su templo circular en el foro representaba el hogar
del Estado, en el que ardía siempre el fuego sagrado, atendido por las vírgenes vestales. Más tarde
fue equiparada a la Hestia griega.




Saturno era un antiguo dios de los sembrados que, expulsado del cielo por Júpiter, se instaló
en Italia y reinó en el Lacio. Bajo su dominio los hombres vivieron una edad de oro. Se le asimiló al
griego Cronos.




CULTO, TEMPLOS Y SACERDOTES
Los templos. Originariamente los lugares de culto eran parajes naturales en los que se
percibía de un modo especial la presencia de los numina: grutas y bosquecillos sagrados (luci).
Cuando un lugar había sido consagrado por un sacerdote, se llamaba fanum, independientemente de
que fuera o no edificado. La influencia etrusca introdujo, no sólo las imágenes de los dioses, sino
también el templum, edificio de planta cuadrada, orientado de Norte a Sur para que e! sacerdote
pudiera dirigir su vista al mediodía. En su interior estaba la cella, que era la morada del dios, con su
imagen y altares. Cuando los romanos entraron en contacto con los griegos, adoptaron también la
planta oblonga de sus templos y los orientaron de Este a Oeste.




Los sacrificios. El acto más importante del culto era el sacrificio, practicado tanto en el ritual
doméstico como en el oficial. En el culto familiar se hacían sobre todo sacrificios incruentos. o sea
ofrendas de frutos, tortas, vino, leche y otros productos. En cambio, en los ritos públicos eran
corrientes los sacrificios cruentos, en los que se ofrecían animales. El animal (victima, hostia) era
conducido solemnemente ante el altar, adornado con cintas y guirnaldas, y con la cabeza
espolvoreada de harina y sal (mola salsa}; una vez degollado, sus entrañas (exta) eran quemadas
sobre el ara, después de haber sido examinadas por los arúspices, y el resto de la carne era asado y
consumido por los asistentes.



El sacerdocio. Los sacerdotes no formaban en Roma una clase especial de la población.
Dentro de la familia el sacerdote era el padre y en el Estado todas las funciones del culto incumbían,
originariamente, al rey. Pero a medida que el ritual se fue complicando, estableciéronse
corporaciones de sacerdotes (collegia), formadas en su mayoría por miembros de la clase dirigente.
La más importante de estas corporaciones era la de los pontífices (collegium pontificum), presidida
por el Pontifex Maximus. Pontifex significa "constructor, de puentes" y a estos sacerdotes se atribuía,
en efecto, la construcción del pons sublicius, el primer puente de madera que se tendió sobre el
Tíber. Cometido principal de los pontífices era velar porque se mantuviera la pureza del culto
tradicional: eran intérpretes y guardianes del derecho divino, confeccionaban el calendario, fijaban las
fiestas (feriae), los días aptos para la actividad de los tribunales (dies fasti) y redactaban los Annales
maximi, en los que se anotaban los acontecimientos más notables de cada año.


Los augures tenían por cometido averiguar la voluntad de los dioses gracias a la
interpretación de tres clases de señales: 1° fenómenos meteorológicos (signa ex caelo); 2.° el vuelo
de las aves (signa ex avibus) y 3.° la manera de comer de los pollos sagrados (signa ex tripudiis).
Los arúpices se encargaban, en cada sacrificio, de examinar el estado de las vísceras de la
víctima; toda anomalía observada en ellas pasaba por signo de mal agüero.






Los fetiales, presididos por el pater patratus, vigilaban el cumplimiento de loa preceptos del
derecho de gentes y cumplían los ritos exigidos en las declaraciones de guerra y en los tratados de
paz.




Las Vestales eran seis sacerdotisas que cuidaban de mantener el fuego sagrado en el
templo de Vesta; elegidas en su niñez por los pontífices entre las hijas de la nobleza romana, hacían
voto perpetuo de virginidad.